Maya tiene 4 años y actualmente debería estar iniciando la pre - escuela, donde podría aprender, entre otras cosas, de autonomía, trabajo en equipo o a promover su razonamiento lógico.

Maya es una niña perseverante, noble, muy curiosa y con síndrome de Down. Gracias a su trabajo diario ella ha logrado alcanzar varias metas de su desarrollo. Al igual que muchos niños y niñas de su edad; Maya canta sus canciones preferidas, sube y baja toboganes, imita los sonidos de los animales, sabe contar hasta 20 y dice palabras en diferentes idiomas; sin embargo, debido a su condición hay algunas otras metas que le cuestan más trabajo alcanzar, como el control de esfínteres, por ejemplo, o el poder expresarse claramente.

Debido a la necesaria presencia de un adulto para alimentarla, llevarla al baño, explicarle con detenimiento el objetivo de alguna tarea a realizar, el soporte de un auxiliar de educación es decisivo para el éxito de Maya en un ambiente educativo. No basta solo con que Maya asista a una determinada clase, es necesario que Maya logre entender las actividades que se realizan en el aula, es importante que socialice con sus pares con igualdad de oportunidades y que logre los objetivos de aprendizaje para los estudiantes de su clase, aunque ella tenga un ritmo diferente de aprendizaje.

Ya que la clase de pre - escuela no cuenta con auxiliares suficientes para atender necesidades especiales, Maya no participa de esa clase y más bien está integrada en una clase con niños y niñas más pequeños que ella, limitando los contenidos de aprendizaje que podría estar trabajando en la clase que le corresponde por su edad. Lamentablemente, este no es un caso aislado, según UNICEF "casi el 50% de los niños y niñas con discapacidades están fuera de la escuela", y cuando lo están muchas veces no cuentan con las herramientas necesarias para superar sus barreras de aprendizaje.

Cuando hablamos de educación de calidad para todos es preciso tomar medidas adicionales, como capacitar a maestras y maestros, promover ambientes de aprendizajes adecuados para todos, desarrollar materiales educativos adecuados y reconocer el valor único que cada estudiante puede aportar al proceso de aprendizaje colectivo. La educación inclusiva que toma en cuenta la diversidad de capacidades de los niños y niñas pondrá́ en el centro a los estudiantes con todas sus características y los ayudará a alcanzar sus metas; a pesar del mayor esfuerzo que esto requiera, las escuelas inclusivas promoverán ciudades inclusivas que no dejen a nadie atrás.